lunes, 7 de enero de 2030

CINCO AÑOS



Este es el blog de Guillermina Paz ya son cuatro años desde que comencé a escribir, y cree este blog.  Aquí voy subiendo algunos de mis manuscritos,  relatos, cuentos, poemas,  también encontrarás links a libros o bosquejos de libros que no han llegado a concretarse.  


La idea es que si quieres puedas leerlos y me dejes tus comentarios,  de esa forma podré saber que gusta,  que mejorar, y que quitar de ellos.

Ahora te ruego me ayudes a difundir mi página.  De esta forma más personas tendrán acceso a la lectura, y esa es mi idea.  Difundir el gusto por la lectura, y de paso  crear nuevos mundos donde puedan adentrarse, dar vida a personajes tan comunes como tu y como yo,  con los que te puedas sentir identificado y vivas y revivas sus aventuras.  




Espero que te guste.






sábado, 20 de enero de 2024

LA PLAYA


Levanto mi cabeza de la comodidad de la toalla,  el calor hoy azota en medio de la playa, esta tarde iquiqueña.  El silvido del vendedor de helados me habia arrancado del atontamiento que me estaba generando el sol.   El grito de un vendedor resona en mi oído izquierdo,  mezclándose con el del señor que vende aguas. Termino de salir del trance en que me haya sumergida, y de pronto me encuentro en una realidad paralela,  como si estuviera en un pub playero v/s mall, con su food garden y todo. Los vendedores ambulantes, gritando venden pizzas, las empanadas de queso y camaron queso, las de pollo, las veganas; el ceviche levanta muertos con leche de tigre, las papas rellenas, los barquitos con guacamole, los churrascos, los lomitos, los completos, las ricas colaciones, los helados caseros, la ensalada de fruta, las corona, los jugos naturales (exóticos), limonadas, jugos de naranja, mojitos con y sin alcohol.  Pasa junto a mi una sra vendiendo toallas (por si algún distrído se olvido traer la suya).   No falta el vendedor de lentes, accesorios para moviles, pareos y salidas de playa, tobilleras, flotadores, pulseras protectoras. 

He disfrutado de la feria gastronómica, tratando de probar de todo un poco,  pero simplemente el bolsillo no alcanza.

Cuando el sol comienza a declinar,  empiezan a salir los berlines, el rico y refrescante mote con huesillo, los churros rellenos, los choclos con mantequilla, el algodón de azucar, los quequitos, los sanguches de queso.

A la hora del happy hour llamo al caballero del mojito, y cuando voy a pagar me doy cuenta de que ya no me queda efectivo,  me excuso  avergonzada por haberlo molestado, y el sonriente me dice "se aceptan transferencias electrónicas".  Me sonrío, cuan equivocada estaba. En esta multiculturidad en que hoy en dia nos encintramos sumergidos,  me doy cuenta de que esto no es un pub, ni un food garden.  Esto es un all inclusive, sólo que yo olvidé comprar la pulsera de  membresia.